miércoles, 20 de junio de 2018

Restauración de Dolorosa de resina hecha en Costa Rica

Justo al iniciar la cuaresma, recibí el encargo de realizar tres restauraciones, de las cuales dos son un conjunto. Una dolorosa hecha de resina junto a un San Juan a juego. Ambos llegaron en un estado de daños distinto, pero igual de apremiantes por tratar. Tras investigar junto a mi madre una firma hallada en el San Juan, descubrimos una faceta más tras el misterio del patrimonio religioso de Pacora.



La dolorosa llegó al taller caminando: tras recibir las imágenes en la parroquia, ningún taxista en Pacora se dignó en llevarnos al taller. Mi tío fue una gran ayuda en llevar las tres imágenes en buen estado. Se puede decir que pasearon el pueblo en una especie de salida desdichada.

Al recibirla, estaba cubierta de polvo completamente, con las manos quebradas, base astillada y parte del manto, vestido y rostro salpicados con gotas de pintura tanto acrílica como de aceite. Tras documentarla y proseguir con la limpieza, se retiró una gran capa de suciedad y la capa de color original resurgió. Desde un comienzo teníamos nuestras sospechas de que esta imagen y el San Juan debían de provenir de una región distinta a la tercera imagen o las otras de claro origen español pertenecientes a la parroquia de Pacora. También nos dio idea de cuánto tiempo tendrían, pues estaba pintada a mano enteramente. No tenía ojos de vidrio y las lágrimas eran de barniz envejecido. Al ver las manos entrelazadas por su zona de fractura, tenía un efecto marmoleado en la misma resina de la que está hecha, que fue algo interesante de ver. Incluso hasta el rostro tenía una facción más redondeada que alargada y la nariz no tenía la característica forma española.

En el San Juan hallé una firma en dorado, "Taller Zúñiga, C.R." en la base. Tras investigar, resultó que ambas imágenes fueron producidas en Costa Rica por el taller familiar del mismo nombre, dedicado por más de un siglo en la producción de imágenes religiosas, del que han surgido varios de los mejores representantes de la escultura costarricense. Entre lo que hallamos, demostraba que ambas imágenes tendrían alrededor de 90 a 100 años, y que fueron producidas con resinas y pintadas con pigmentos de la región, junto a una situación particular que en el post de San Juan se expondrá.

Se procedió con la metodología de restauración normal, que consiste en:
  • Limpieza en seco y agua de toda suciedad, eliminando el polvo y manchas de pintura que presentaba.
  • Reintegrar la capa superficial tanto en forma como en color de las manos antes de unirlas a la imagen.
  • Reponer las piezas faltantes en la base de las manos y repintarlas para similar los tonos alrededor. 
  • Reintegrar toda la capa pictórica del rostro, vestido, base y reforzar las lágrimas con más barniz.
Esta ha sido una de esas restauraciones que han sido increíbles, pues no solo hallamos el pasado de esta imagen y su pareja, sino que también nos hizo replantearnos varias cosas desconocidas sobre el pasado de la parroquia de Pacora... Estuvieron listas para su salida el viernes santo, y fueron la que los jóvenes en su mayoría empujaron por todas las calles de Pacora y de las que más trajo alegrías a los mayores que ya la habían visto en años anteriores. Con esto, se ha recuperado un grano más del patrimonio religioso de la parroquia, justamente en sus 500 años de fundación.




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